Uno de los conceptos más importantes del mundo de Gëa es,
sin duda, el de los denominados «Arquitectos del mundo». Estos «Arquitectos»
son nombrados infinidad de veces en la novela de «El tesoro de los gnorms».
Los Arquitectos son los descendientes del ente primigenio
denominado Gëa, creador del universo y de todas sus leyes físicas, y son
aquellos que terminaron de dar forma al orbe que este concibió antes de
desaparecer.
Ya al final de su existencia, Gëa creó un mundo con el
propósito de dotarlo de vida animada e inanimada. Una vez diseñada su esfera,
hubo de sacrificarse en pos de su firme deseo. Su ser se dividió en dos partes
claramente diferenciadas.
El primer elemento era su energía vital. Esta energía descendió
a la superficie como una lluvia global e impregnó sutilmente toda la materia
existente, dando así al poder denominado «esencia» y que tan sólo unos pocos
elegidos son capaces de manejar.
El segundo elemento era su conciencia, y esta se auto
dividió en otras siete partes: sus «hijos». Estos hijos tomaron conciencia
propia y, una vez que se dotaron de forma física, descendieron a la superficie
del orbe para terminar el trabajo de su padre. Ellos fueron los Arquitectos del
mundo, y cada uno tenía un poder especial con el que llevar a cabo su sagrada
función.
He aquí una pequeña descripción de cada uno de ellos:
El primero de los Arquitectos y cabeza visible de sus
hermanos fue Lüx, el señor de los cielos y heredero directo de Gëa. Fue el que
repartió los poderes del padre a todos sus hermanos y el que estableció las
pautas que debían tomar para llevar a cabo su propósito. Es venerado por la
mayoría de pueblos y culturas.
Eäreth fue el Arquitecto de la tierra y de la roca. Dio
forma a los continentes, las cordilleras y el resto de accidentes geográficos.
Lüx le dio permiso para crear a los gigantes y los enanos, que lo veneran con
devoción.
Seelëo fue el Arquitecto de los mares y océanos. Inundó
el orbe de agua tanto en su superficie como en las profundidades de la tierra.
Es adorado por la gran mayoría de marineros.Representa la pesca, la navegación y las artes del mar.
Irkhün fue nombrado señor de la muerte y Arquitecto del
Inframundo, lugar situado en las profundidades a donde iban a parar las almas de los impuros de corazón.
Tras serle negada la creación de cualquier tipo de criatura por su condición,
confabuló contra sus hermanos instaurando la esencia oscura. Con ella dio forma
a las más abominables criaturas con las que se lanzaría a la conquista del
mundo en la Guerra de los Dioses.
Helëa fue la Arquitecta del amor y la fertilidad. Una vez terminados todos los trabajos sobre la faz del mundo, contrajo nupcias con Lüx y, de esa unión, dieron la luz Astartë (Diosa de las artes) y Vennä (Diosa de la victoria). Al final de la Guerra de los Dioses, Helëa se sacrificó frente a su hermano Irkhün, dando la posibilidad al resto de sus hermanos de acabar con el Rey del Inframundo, que había infestado el mundo de sus más terribles abominaciones.
Fëdra fue la Arquitecta de la Naturaleza. Se encargó de crear los bosques y las tundras, de dar forma a los cauces de los ríos, los lagos y de crear todas las criaturas vivientes. Fue también la que dio vida a los Faunos y los Gnorms. Contrajo nupcias con Eäreth y tuvo como descendencia a los dioses Elrös (Comercio y viajes), Sanäe (Salud y medicina) y Leänor (Agricultura y ganadería).
Gneös fue el Arquitecto del conocimiento y sabiduría. Todos los pueblos inteligentes lo veneran, sobre todo los hombres. Contrajo nupcias con astartë (Diosa de las artes e hiha de sus hermanos Lüx y Helëa) con la que tuvo a Elwë, Diosa del Orden y la Justicia.
Los Arquitectos del mundo establecieron
su morada en la isla de Eäreland y, desde el impresionante palacio de diamante
que era su hogar, realizaron sus ingentes trabajos.Cuando ya estuvieron preparados
dieron el último paso que les quedaba por dar: habitar el mundo con distintas
especies inteligentes. Así surgieron los elfos, hombres, enanos, gigantes,
faunos, centauros y gnörms.
El Arquitecto Irkhün (Rey
del Inframundo) no obtuvo el permiso de su hermano Lüx para crear especies
inteligentes y, a espalda del resto de sus congéneres, dio rienda suelta a sus
más atroces perversiones y, gracias a la esencia oscura, infestó el mundo de Ogros,
Trolls, Trasgos, Licántropos, Huargos y Dragones, entre otras aberrantes
criaturas. Con su propia sangre dio existencia a sus herederos directos, tres
terribles guerreros (Khalmüt, Hjalmär y Gyrdhër) que comandaron a todas
aquellas criaturas en pos de la conquista del mundo. La famosa Guerra de los
Dioses cambió para siempre la forma de vida sobre Gëa, pero sobre esa guerra mítica
ya se hablará más extensamente en una próxima entrada.
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