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sábado, 14 de julio de 2018

Ancalimön


Comenzamos la descripción de las distintas localizaciones que aparecen en «El tesoro de los Gnorms» con este extraño territorio situado entre el vetusto Bosque de Feörn y las escarpadas montañas de la Sierra se los Vientos.




 Ancalimön es un pedregoso territorio en el que predominan las arcillas, la roca granítica y la caliza. Tras el pasar de las edades, la constante erosión ha formado las más variopintas e increíbles estructuras geológicas. Inmensos berrocales y largos canchales recorren sus límites, coronados por impresionantes domos y demás estructuras pétreas. Como si fueran impresionantes trincheras, largas fallas recorren gran parte de este territorio, siendo un formidable laberinto en el que es muy fácil perderse. 


Ocultas en recovecos y grutas escondidas, terribles bestias habitan estos contornos. Muchos viajeros han perecido en este intrincado y duro territorio, por lo que, sin alguien experimentado y con un mínimo de conocimiento que sirva de guía, es preferible dar un rodeo para no arriesgar la vida más de lo estrictamente necesario. 



En el centro y parte más baja de estas singulares tierras, un impresionante valle domina el extenso territorio en el que destacan, sin duda alguna, enormes obeliscos de roca caliza que se elevan a una altura de más de 100 varas. De estas «agujas», hay algunas que son verdaderas obras de la ingeniería natural. Amplios arcos naturales han sido socavados en su base, formando así un recorrido de puentes y túneles al enlazar varios de ellos. Tan sólo los viajeros más experimentados conocen estos caminos, por donde pueden desplazarse a los distintos puntos de la geografía de Farland, como pueden ser el Reino de Gwyllion, el Bosque sombrío, la Sierra de los Vientos o los Montes de Astartë.



Pero si hay algo que destaca sobre este pedregoso y enrevesado territorio es el magnífico prado que ha ido surgiendo en los últimos años. De un tamaño completamente antinatural, las distintas plantas, flores y animales han ido poblándolo. Si ya era complicado de por sí atravesar este traicionero territorio, ahora intentarlo es realmente un suicidio. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que ha hecho surgir esta fauna de tan grandes proporciones. Según algunos eruditos y sabios, es posible que la esencia haya aflorado más intensamente en el lugar, dando forma a las más singulares formas de vida.



En la novela de «El tesoro de los gnorms» conocemos este territorio de la mano de Finarfin «el sabio» y los príncipes Lainweë y Tainweë del reino elfo de Árboles Milenarios. La escuadra que comandan mientras viajan a Gwyllion atraviesa este lugar con graves consecuencias. No sólo deberán hacer frente a la dureza de sus caminos y la peligrosa fauna que los habita, si no que deberán enfrentarse a unas terribles criaturas enviadas por las tropas humanas que han invadido el continente: los Licántropos (Hablaremos de ellos en otra ocasión).

En resumidas cuentas y pese a ser un bello y magnífico paisaje natural, Ancalimön en un salvaje territorio que conviene evitar a toda costa si uno no quiere acabar con sus huesos allí para el resto de sus días.  

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