Como ya se ha indicado en
anteriores entradas, los caballeros más prodigiosos de los reinos libres
humanos son adiestrados en las «academias de la esencia». Tras unos durísimos entrenamientos,
los más aptos son adiestrados en el manejo de la esencia, convirtiéndose así en
los fabulosos «paladines».
En el Imperio de Fireland, ocurre algo parecido. Sus mejores guerreros y sus mejores hechiceros son adiestrados duramente, transformándose en los terribles «ejecutores».

La historia de los «ejecutores»
se remonta hace dos milenios, justo a los pocos años del estallido de la
sanguinaria guerra de los brujos. Khalmüt, el «príncipe de la oscuridad» y
heredero legítimo de Irkhün, el Arquitecto de la muerte y el Inframundo, se
hizo con el control de la poderosa isla de Mystland y creó un poderoso ejército
gracias a la «declaración de Köth» y a la ingente cantidad de oro que lograban
sintetizar los más avezados alquimistas. Si bien ello produjo una importante
devaluación de la moneda, los suculentos ingresos que obtenían todos aquellos
que se enrolaban eran una tentación difícil de rechazar. Así, ingentes
cantidades de mercenarios acabaron formando parte de las fuerzas militares
isleñas, ya reforzadas con los millares y millares de bestias provenientes del
Inframundo gracias a la «declaración de Koth».
Para poner orden a todas
estas heterogéneas tropas de dudosa calaña, Khalmüt creó el cuerpo de los
generales oscuros o «ejecutores». Con aptitudes físicas casi sobrehumanas y
dotados de la capacidad de manejar la esencia oscura, además de estar equipados con réplicas de Ciryatän (su propia espada), estos generales
comandaron las tropas de Mystland en la terrible guerra de los brujos,
sembrando el caos y el horror.
Tras la derrota de Mystland,
el cuerpo de los ejecutores quedó en suspenso. Sin embargo, tras la
proclamación del Imperio de Fireland más de 1.700 años después, estos terribles
guerreros volvieron a formar parte de las huestes isleñas. Un «ejecutor» podía
provenir de dos ámbitos distintos.
En primer lugar, al igual que los paladines,
los mejores caballeros eran instruidos en el manejo de la esencia oscura, con
el peligro que conllevaba para su integridad física y mental. Los pocos que
sobrevivían eran ascendidos a tan privilegiado estatus, dirigiendo ejércitos y
estando tan sólo a las órdenes del Círculo de brujos y del propio emperador.
Por otra parte, los
hechiceros más jóvenes eran instruidos concienzudamente en el arte de la lucha
y del combate, transformándose en generales de primer orden. Estos generales
superaban en estatus a los anteriores, pudiendo asimismo formar parte del
propio Círculo de brujos, aunque eran los menos numerosos.
En resumidas cuentas, los «ejecutores»
imperiales son impresionantes señores de la guerra; caballeros brutales y
despiadados con la capacidad de manejar la esencia. Son el puño del poderoso
ejército imperial y la contrapartida a los
paladines de la luz de los reinos libres.
«Ejecutores» famosos fueron los
archibrujos lord Bjarni, lord Inger, lord Belek, lord Rägne y lord Akse, todos
ellos generales en activo durante la guerra de los brujos. Los ejecutores más
temidos en la actualidad son los hechiceros lord Eskel o lord Balkhär, así como
los caballeros ser Thünd, ser Wassel o ser Gortha.