Los ogros (u orcos, tal como se los conoce en los reinos al Este de Nearland) fueron creados por el Arquitecto Irkhün en las profundidades del Inframundo, en los últimos milenios de la arcaica Era de los dioses.
Gracias al poder que le proporcionaba la esencia oscura, el rey de los muertos fue capaz de mezclar y corromper la sangre de hombres y elfos, dando así forma a estas abominables criaturas.
Físicamente los ogros son muy fuertes y robustos, pero no excesivamente ágiles y rápidos. Pueden llegar a medir cuatro varas de altura (dos metros), aunque se sabe que a lo largo de la historia ha habido algún que otro espécimen que ha conseguido sobrepasar con creces esas
dimensiones.
En cuanto a su inteligencia, esta es bastante limitada, si bien son capaces de razonar y solucionar problemas de cierta complejidad.
Los ogros se reúnen en hordas, siendo su cabecilla el individuo más fuerte. Las hembras tan sólo se distinguen por tener las glándulas mamarias algo más grandes, si bien esto no les impide realizar las mismas funciones que los machos.
Al igual que la mayoría de criaturas surgidas del Inframundo, los ogros odian la luz directa del sol. Está comprobado que si se exponen directamente a ella, su piel se reseca y cuartea, convirtiéndose en una pétrea amalgama si no se resguardan a tiempo.
Junto a los trasgos, los ogros son la
especie más numerosa de las surgidas del Inframundo, formando entre ellas el núcleo
duro de las tropas oscuras del Imperio de Fireland. Tácticamente se reúnen en manípulos de 120 individuos. Cinco manípulos forman una cohorte y diez de estas forman una legión, que es la unidad de combate más grande del ejército imperial.
Los ogros son formidables guerreros, aunque su lentitud de movimientos y comprobada indisciplina son el mayor inconveniente a la hora de entrar en combate.
Durante el largo tiempo de entreguerras, los ogros se asentaron sobre todo en las yermas tierras de Fireland, los asilados territorios de Northland o las cordilleras más inaccesibles de Nearland, el continente poblado mayoritariamente por los hombres.
Durante muchos siglos, sobre todo en la tercera edad, algún que otro líder ogro quiso establecer un estado independiente con el suficiente poder para combatir a los reinos de los hombres, pero tras las sangrientas Guerras Orcas, ese anhelo jamás llegó a cumplirse.
El episodio más conocido fue el que enfrentó durante cerca de dos décadas a Ugürr, el autoproclamado rey Ogro con los reinos humanos de Talia y Dathia. Gracias a una serie de excelentes estratagemas, Ugürr (Quizá el ogro más inteligente de toda la historia) se apropió por completo de los Montes Fríos, poniendo en jaque a ambos reinos y creando un estado de terror que tan sólo pudo ser derrotado cuando los reinos vecinos unificaron sus fuerzas y vencieron en la famosa batalla de los montes Fríos.
Durante muchos siglos, sobre todo en la tercera edad, algún que otro líder ogro quiso establecer un estado independiente con el suficiente poder para combatir a los reinos de los hombres, pero tras las sangrientas Guerras Orcas, ese anhelo jamás llegó a cumplirse.
El episodio más conocido fue el que enfrentó durante cerca de dos décadas a Ugürr, el autoproclamado rey Ogro con los reinos humanos de Talia y Dathia. Gracias a una serie de excelentes estratagemas, Ugürr (Quizá el ogro más inteligente de toda la historia) se apropió por completo de los Montes Fríos, poniendo en jaque a ambos reinos y creando un estado de terror que tan sólo pudo ser derrotado cuando los reinos vecinos unificaron sus fuerzas y vencieron en la famosa batalla de los montes Fríos.
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